La noche

«Cae el telón de la noche y se siente el peso del trabajo, aparece una sensación de cansancio que bloquea cualquier tipo de pensamiento; cualquier tipo de emoción; pero en mi mente nace una luz; una luz que se acerca desde lo más profundo de mi; una luz que me llama, que me llena y que me envuelve en su aproximación. Puedo distinguir su silueta, percibo su olor, ese aroma de su piel, tan delicado y con ese toque de jazmín; oigo una voz aguda y agradable, pero no logro entender sus palabras, como si me obligara a descifrar el motivo de su llegada, luego se torna un silencio donde nuestro cuerpo es el lenguaje. Cuanto más cerca la tengo, noto hasta los más mínimos detalles que me trae consigo su presencia, veo un manto blanco adornando su desnudez, pero aun así puedo ver su curvilíneo cuerpo, que más hermoso cuerpo que logra deleitar mis ojos; hace adentrarme en un mundo de fantasías; un mundo en el que los sueños se hacen realidad con solo imaginarlos, un mundo en donde el anhelo no debe esperar más. Ahora estas frente a mí y tus cabellos son ondas que cubren tu pecho. Por un segundo miro mi entorno sin dejar de darte la sensación de que me haz hechizado. Es un lugar de ensueño inexplicable pero si
descriptible; lleno de paz, con el sol radiante en su máximo esplendor, las aves volando por doquier y llenando los aires de su armoniosa melodía; mirando más cerca de donde estamos ubicados, una inmensa cascada yace, donde cada gota que se libera logra purificar nuestra piel, como si volviéramos a nacer, logra darnos esa sensación de plenitud que buscamos y que en este momento se está dando. Veo tu rostro de facciones tan aproximadas a la perfección y tan naturales, que solo puedo admirarlo; admirar todo tu cuerpo. Los chorros de agua logran despojarte del manto mientras escucho el relajante sonido generado por la caída del agua desde su cima hasta su lugar de reposo; te abrazo fuerte contra mi pecho, logro escuchar un sutil susurro de tu boca, tomo tus cabellos mojados en mis manos, acerco tu rostro frente al mío y te beso por primera vez, beso tus dulces labios, te beso como si supiera el momento en el que este acontecimiento tendrá   su fin, pero aquí el tiempo no cuenta; deslizas tu húmeda lengua en mis labios, mientras tocando tu cintura trato de acercarte aún más; se puede percibir que el agua a nuestro alrededor sube de temperatura al sentir dos cuerpos en su furor, tomas mi mano y me guías hacia afuera de la cascada, me llevas al prado y me besas de nuevo, besas mi cuello con más pasión como si el calor del ambiente, el calor de nuestros cuerpos y el vapor del agua sobre nuestra piel lograra excitarte aún más. Dejándome llevar, disfruto extasiado el momento buscando la manera de hacerte parte de mí, te recuestas sobre el verde manto de la naturaleza, mientras los rayos del sol se posan sobre tu cuerpo, dándole un toque tan brillante como el oro, ese hermoso oro en el cual quiero fundirme. Me arrodillo con el torso inclinado y exploro cada milésima de tu piel, te acaricio suavemente comenzando por tus talones, siguen tus piernas, voy subiendo por tus muslos, voy recorriéndote con mi lengua. Aumentando el calor de mi cuerpo ya siento que la pasión ejerce un fuerte control sobre mí, llego a tu vientre; sigo complacido de tu delgado vientre, pero continuo hasta tus senos y los beso, los beso con ansias y siento como se endurecen cada vez más al jugar con mi lengua, jugando a hacer figuras inimaginables, puedo sentir la excitación que experimentas, dejándote llevar por la combinación de sensaciones, acaricias mi cuerpo con tus manos mientras tus dedos me trasmiten la percepción de deseo, continuo acariciándote con un poco de fuerza pero quiero más, llego de nuevo a tu boca y te beso con frenesí; porque solo tú puedes darme este momento, solo tú y tú; solo en nuestra mente quedara este lindo recuerdo. Con tus manos en mi espalda, tratando de aferrar tu cuerpo al mío, me balanceo estando sobre ti, entonces encojo tus rodillas y la excitación es tan profunda que no cabe en mi mente otro pensamiento que no sea el de tu ser. La pasión brota por tus poros, besas mi pecho como si bebieras las últimas gotas que hay en mí piel, Nuestros cuerpos se entrelazan por horas, entregando y recibiendo el control sobre nuestros cuerpos, consumidos de tanto amor y fundidos en una sola esencia, ahora me alejo del lugar. Me encuentro de nuevo en este mundo de cotidianidad y mi cuerpo se encuentra impregnado del aroma de su piel, mis labios rojos de tanto placer; del cansancio que sentía no queda rastro alguno. En ese mundo te lo entregue todo, en nuestro mundo no podríamos separarnos, en ese mundo se vio reflejado nuestro amor, en nuestro mundo te amare por siempre.»

Sentimiento de amor

“Escribiendo para el amor pude entender que en la existencia del presente, enamorarse se ha convertido en una necesidad imposible de concebir para quien ose temerle, pero tú haz roto todos los esquemas en los que prima dicho recelo a desilusionarse y así te fue posible sentir el cálido latido de mi corazón en tus manos. Al día siguiente desperté observando por mi ventana un mundo nuevo, sentí como si el primer respiro al aire libre purificara mi cuerpo, mientras mi mente idealizaba tu rostro y evidenciaba tu total entrega, al creer en un sentimiento superior que cualquier otro generado por la mente humana; un sentimiento que nace en lo divino y que usa al corazón como motor. Haz llegado a cargar mi peso, cuando estoy a punto de desfallecer, a ser mi apoyo incondicional, un apoyo que se alimenta de un amor genuino e inocente en su ingenuidad. Eres la ninfa que supo encontrarme en la gran ciudad, porque allí coincidimos en un punto fijo concedido por la ocasión y la causalidad de los hechos, en el que solo basto que tu mirada correspondiera la mía para que se generara en mi un paroxismo controlado, porque actúas en este cuerpo como generador de pasión en su máxima expresión y a su vez de inhibidor por medio de tu sosiego.” By: Güstav Rc’Mor