Despierto sintiendo este vacío, teniendo conciencia de que ya no estas. Quiero ser fuerte y poder sobrellevar el peso que me causa tu ausencia. Estés donde estés, sé que me recuerdas y sonríes, no lo haces al ver la triste vida que ahora llevo sin ti, sino por los recuerdos que aún viven. Confieso que también sonrió y no porque sea feliz, sino porque tu rostro se materializa en mis pensamientos, allí puedo observar tus ojos que se convertían en claros cuando los rayos del sol los tocaban, allí puedo recordar el sentimiento que nacía en nosotros al tomarnos de las manos y caminar en la orilla del mar.
Yo no podría olvidar tu sonrisa, pues era mi dicha, era alcanzar la gloria, era la firma que daba constancia de los bellos momentos que vivimos. Si es posible llévame a donde estés, llévame al pasado para revivir nuestro amor o llévame al futuro para permanecer contigo toda una eternidad, porque en mi presente no estas y ya no quiero continuar. Cada minuto, cada segundo se reviven los recuerdos de todo lo que hacía, porque lo hacíamos juntos; ahora hago lo mismo pero en un escenario de soledad, acompañado de lágrimas, de intentos por contener el llanto, de suspiros nostálgicos. Devuélveme tus besos, porque tengo la certeza de que solo a mí me pertenecían. Devuélveme los abrazos que me consolaban y protegían cuando más lo requería. Devuélveme tu presencia porque no soporto las ansias de querer volverte a ver y saber que no regresaras. Por favor devuélveme la vida que te llevaste con tu partida. By: Güstav Rc’mor