Tengo o tuve un amigo, en este momento la verdad no lo sé, al que vi desamparado una vez, le brinde mi hogar no quería que le pasara nada malo. El acepto muy agradecido, los primeros días era modesto solo bebía y comía lo necesario. La verdad soy afortunado de tenerlo todo y quise compartirlo con él. En forma de agradecimiento el me ayudaba a recoger las hojas que caían de los árboles, cortaba el césped cuando estaba muy alto, compartía sus historias con los animales, me daba la sensación de que ellos le comprendían, en general me ayudaba con los quehaceres del hogar, no era necesario, pero era yo quien ahora aceptaba su ayuda, quería que se sintiera útil. Me gustaba ver su vitalidad y el empeño que ponía para ver las cosas perfectas, yo le decía que no se esforzara tanto en buscar la perfección, porque no hay nada en este mundo más perfecto que la naturaleza, a ella no debemos cambiarle nada, si se trata de cambiar lo único que debe cambiar es la ambición del hombre, para que pueda comprender lo afortunado que es. Esa vez se enojó conmigo, me dijo que yo era un desagradecido, porque él me había dado de su tiempo para ayudarme. Al escuchar sus palabras me dolió, porque los mejores momentos de mi vida los había compartido con él, sin embargo callé, me quede en silencio porque no quería que se enojara más conmigo. Desde ese día él se acostumbró a mi silencio y sentí que su propósito cambio. Se apodero de todo lo mío, me lo arrebato todo, no siendo suficiente comenzó a destruir todo lo que me había costado tantos años de esfuerzo, seguí callando porque comencé a sentir miedo. Sé que soy más fuerte y grande, en ese preciso momento podía haber defendido lo mío pero lo único que nos diferencia es que el aun no comprende el significado de la gratitud. Deseaba tanto que volviera a ser mismo, ese mismo ser indefenso que me conmovió con su ternura. Confieso que no creo que él se acuerde de mí, sé que no le importo, pero a pesar del sufrimiento que me ha hecho padecer, no pierdo la esperanza en él.
Con cariño para el hombre que compartió conmigo en mi hogar.
Atentamente, el Planeta tierra.
By: Güstav Rc’mor