Hoy me estaba preguntando…
¿Donde estarás?
Se vino a mi mente tu recuerdo.
Específicamente.
Tus besos.
Estoy buscando una imagen intacta de tu rostro.
No la encuentro.
Solo hayo el lunar en tu mejilla.
Y la suavidad de tus labios.
Los recuerdo perfectamente.

Un dulce recuerdo.
Mientras escribo.
Recuerdo más detalles.
Curvilíneo.
Tu cuerpo.
Me esfuerzo en revivirte.
En ese entonces pensaba en conquistar a las que para mí eran las más bellas del colegio.
Sería falso si digo que no recibí rechazos.
Perdí mi tiempo.
Mientras tanto tú estabas en una relación superficial.
Sé que sufrias.
Eso podía sentirlo cuando te despedias.
Como si buscarás en mi algo diferente.
Un escape al dolor.
No lo decías.
Pero yo lo sentía.
No sé porque lo nuestro no se dio.
¿Por qué lo dejamos pasar?
Tal vez no estaría pensándote y escribiéndote hoy 17 años después.
La firma de tus labios quedo grabada en mis mejillas.
Una vez en mis labios.
Estoy seguro que eso era lo que pretendías.
Lo lograste y a mi me conmovió.
El brillo en tus labios sabor cereza.
Aún lo recuerdo.
Me arrepiento…
De no haber intentado estar con quién quería estar.
Esa eres tú.
Me arrepiento…
De intentar enamorar a quien no se ha ganado mi amor.
Ese soy yo.
Solo hay arrepentimiento.
Conservo fragmentos de nuestro tiempo.
Ahora te recuerdo.
Tan perfecta.
No sé dónde estarás.
Espero estés bien.
Espero seas feliz.
Lo mereces por lo que me hiciste sentir.
Lo único que prolongaría de esa etapa.
Eres tú.
Estar contigo más tiempo en esas escaleras sentados.
Solo tu y yo.
Aún recuerdo.
Nuestro amor de colegio.
Puro.
Sincero.
Inmortalizado en dulces besos.
By: Güstav Rc’mor